ZUM WEISSEN RAUCHFANGKEHRER (EXTRACTO DE UNA ANTIGUA GUIA DE RESTAURANTES DE VIENA)

Restaurantes, que son conducidos por una mujer joven y atractiva, tienen una propia atmosfera. Allí siempre chisporrotea algo, cuando la dama de la casa atraviesa saludando su local, en las paredes hay fotos de huéspedes prominentes con dedicatorias especialmente llenos de respeto y el jefe de comedor grandseignoral asume la cara de un paladín preocupado, cuando del teléfono, de la cocina y de todos los rincones del restaurante resuena el llamado por la benévola dama. Hertha Harmer es propietaria desde hace unos años del “Weissen Rauchfangkehrer”, pero supo darle de inmediato a uno de los restaurantes más preferidos su nota personal. El “Rauchfangkehrer”, fundado alrededor de 1848, fue inicialmente un local gremial de deshornilladores vieneses. Uno de ellos se extravió en estado de embriaguez al sótano de la casa vecina y desenguayabo en una tina de harina. Blanco, lleno de polvo salió de allí como un fantasma de harina y entro a la toma de aperitivo de los deshornilladores, Este episodio le dio el nombre a este local.

La típica atmosfera inició apenas en los años veinte, cuando cantantes, actores, pintores y escultores descubrieron el restaurante y despertaron en cada dueño la ambición de consentir a esta manada de huéspedes prominentes en todo sentido. Una ambición, a la que Hertha Harmer se entrega con la eficacia de la gastrónoma internacionalmente versada y la amabilidad de su simpática persona. Ella está enamorada de sus clientes como una orgullosa madre de sus talentosos hijos - esto para muchos es motivo de celebrar cada día de la madre y, siempre que el “Rauchfangkehrer” este abierto, ir allá. En el piano, que solo ocasionalmente es tocado por un músico de entretenimiento, han estado sentados todos los directores de orquesta prominentes de Viena y entretuvieron a los huéspedes del “Rauchfangkehrer”.

Rudolf Bibl, quien una vez fue incitado a entonar una felicitación de cumpleaños, tocó casi una hora la melodía solicitada en el estilo de Gershwin, Bach, Mozart, Wagner y Lehar. Bernstein y Visconti fueron clientes fijos durante las pruebas de Falstaff, Paola de Bélgica se saboreaba, con Nurejew y Margot Fonteyn, con el internacionalmente conocido buñuelo de masa de crema de chocolate, Brandteigschokoladecremekrapfen, cuyo nombre ningún extranjero puede pronunciar, que pero todos solicitan, el cual fue recomendado el “Rauchfangkehrer”. Aquí puede suceder, que Curd Jürgens, estando en medio del local, espera un puesto, porque no había pedido una mesa. Pero esto lo asume sonriente, cuando Hertha Harmer le ruega, quedarse aún un poco parado “por la publicidad”. Y Curd Jürgens hace publicidad, pero queda en el aire, para quien hace publicidad. La prominente artística está aquí tan sembrada, que una sola estrella casi no llama la atención y entretejido de una forma tan amigable, que muchas veces los huéspedes de tres mesas independientemente reservadas se reúnen alrededor de una. Por esto no quedan mesas libres, se deben enviar menos personas a casa. El hecho, de no recibir aquí ninguna mesa, es menos desconsolador, desde que Herta Harmer amplió los salones Paulusstuben en la Walfischgasse como un tipo Dependance del “Rauchfangkehrer”. A las seis y media llega normalmente la primera ola de huéspedes por la “via culinaris” de Viena, la Weihburggasse, en dirección al “Rauchfangkehrer”.

Alrededor de las diez, diez y media inicia el golpe teatral, que atrae el público animado y artistas en búsqueda de relajación a los intercalados Salones del “Rauchfangkehrers”. Alrededor de ciento cincuenta comidas, que mayormente se cambian a diario, están a la elección y todas ellas hacen honor al “Rauchfangkehrer” como restaurante de especialidades. Aquí se encuentran clásicos de la cocina vienesa, desde Tafelspitz hasta Szegediner Goulasch, pollo de pimentos y Kalbsvogerln en edición de lujo. Siempre es el mismo equipo especial que garantiza la calidad de los platos. “Mejor seis días perfectos y el domingo cerrado”. Es la divisa de Herta Harmer. Uno claro no solo viene al Rachfangkehrer a comer y a beber. El decente espectáculo acompañado de presentaciones de estrellas también hace parte de esto. Quien quiera saber que estrella de Hollywood se encuentra en ese momento en Viena, solo debe ir al Rauchfangkehrer, y a quien interés que comen los surrealistas, solo debe esperar a que pase un enorme Wiener Schnitzel con ensalada de papa cargada de cebolla – esto pertenece a Leherb y sus ratones. Pero quien no quiere saber todo esto, se siente aquí igual de hogareño que en casa, así como los prominentes del mundo.